Diversas empresas y universidades han desarrollado estudios sobre identificación unívoca de personas a través de una tecnología a la que denomina huella de voz.
Esta tecnología permite desarrollar aplicaciones capaces de identificar usuarios (o de autenticarlos una vez establecida su identidad) y crear sistemas seguros utilizables en entornos físicos y virtuales, tales como control de acceso a edificios inteligentes o a zonas protegidas de edificios, o a aplicaciones informáticas o servicios en la nube.
Con esta tecnología el acceso se puede realizar con tan sólo decir una frase (autenticar) o vocalizar el nombre o un identificador de seguridad del que pretende ek acceso (identificar), ya que el sistema verifica la identidad a partir de la valoración de las frecuencias conforme a un patrón que se modeliza matemáticamente.
El nivel de seguridad que garantiza esta tecnología es superior a la que ofrece un PIN de tarjeta de cuatro cifras. En esta comparación existe una probabilidad de uno entre 10.000 de que un usuario acierte al azar el valor del PIN mientras que con la identificación de voz con técnicas de huella vocal las posibilidades de un acceso fortuito se reducen a una entre diez millones. Los sistemas espectográficos utilizados para la comprobación de identidad valoran los cambios de modulación y frecuencia de la voz y sus resonancias, que determinan una estructura del tracto vocal singular para cada persona, de forma semejante a lo que ocurre con la huella dactilar.
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